Alergias
La alergia se define como el estado de hipersensibilidad adquirida por la exposición a un alergeno particular, en el cual la nueva exposición ante dicha sustancia va a desencadenar una nueva reacción, si cabe, más intensa.
El alergeno es la sustancia capaz de producir alergia o hipersensibilidad específica, pudiendo tratarse de una proteína o no proteína, o de extractos de ciertos alimentos, bacterias, pólenes, animales, etcétera.
¿Por qué aumentan los casos de alergias?
El estilo de vida en los países industrializados, el aire que se respira en las ciudades, cada vez más polucionado, la ingesta de alimentos con un alto contenido de conservantes y colorantes, el consumo de cigarrillos, el aumento del consumo farmacológico… favorecen la penetración en nuestro organismo de tantas sustancias ajenas, que ponen en guardia a nuestro sistema defensivo por excelencia: el sistema inmunológico. Como consecuencia de esa activación se produce la elaboración de unas proteínas denominadas anticuerpos.
Entre los anticuerpos se encuentra la Inmunoglobulina E (Ig E). El cometido fundamental de dicha Ig E consiste en actuar como anticuerpo protector frente a determinadas infecciones. Cuando la Inmunoglobulina E se fabrica en respuesta a sustancias que se encuentran habitualmente en el medio ambiente, en lugar de ir dirigida a organismos potencialmente nocivos, se desencadena una reacción contraproducente para nuestro organismo. La alergia podría entenderse, por tanto, como una reacción desproporcionada de nuestro sistema inmunológico ante determinados estímulos externos, que en individuos normales no generarían ninguna respuesta.
Diversos estudios epidemiológicos han concluido que en los últimos años se ha registrado un incremento notable de las afecciones alérgicas en todo el mundo. Se estima que uno de cada cinco individuos sufre o ha padecido procesos alérgicos.
Resulta complicado conocer el número exacto de personas que son portadores de enfermedades alérgicas, puesto que las pruebas cutáneas frente a diversos alergenos ambientales tan comunes como pólenes, epitelio de animales como el gato o el perro, ácaros del polvo, etcétera, pueden ser positivas incluso en sujetos que no manifiestan síntomas alérgicos.
Alergias
Las manifestaciones nasales, oculares y bronquiales, desencadenadas por la exposición a los antígenos ambientales (polen, ácaros, hongos) son, junto al picor de paladar y oídos, los síntomas de la alergia más característicos.
La dificultad respiratoria y los pitos (sibilancias) en el pecho desencadenados por el llanto, el ejercicio, la risa y los irritantes inespecíficos (humo, contaminación atmosférica, pulverizadores…) son signos inequívocos de la hiperreactividad bronquial (asma).
Las afecciones cutáneas, como la urticaria, ciertas formas de hinchazón de partes blandas (angioedema), y algún tipo de eccema y otras lesiones de la piel, pueden aparecer conjuntamente con los otros cuadros o de manera aislada.
En los apartados que encontrarás a continuación se detallan los órganos y funciones que pueden verse afectados por un cuadro alérgico, con sus síntomas característicos:
Tratamiento de la alergia
Existen varias opciones para aliviar los síntomas de la alergia. El especialista será el que decida cuál es el más indicado para tu caso en particular. En ocasiones será preciso seguir el tratamiento de la alergia pautado durante varios años, y revisarlo por si hay evolución en la sintomatología y se precisara cambiar el mismo.
Antihistamínicos
Impiden la liberación de histamina (sustancia responsable de los fenómenos alérgicos). Indicación: afectación de la piel con picor, rinitis y conjuntivitis.
Tipos de antihistamínicos
- 1ª Generación: más antiguos, efecto sedante (producen sueño) y aumento de apetito: Azatadina, Dexclorfeniramina, Difenhidramina, Hidroxicina.
- 2ª Generación: no producen sedación. Cetirizina, Ebastina, Loratadina. Se deben evitar los tratamientos prolongados y las preparaciones tópicas por riesgo de fotoalergia. La mayoría se administra por vía oral, alguno por vía subcutánea e intramuscular (dexclorfeniramina, utilizado en situaciones urgentes, urticaria aguda o angioedema). Para rinitis y conjuntivitis existen preparados en forma de pulverizador y colirio.
Corticoides
Dos grupos terapéuticos: cortisona y derivados para administración sistémica, vía oral o inyectable y, en segundo lugar, y más modernos, los de aplicación tópica nasal o bronquial. Los preparados vía sistémica están indicados en casos de asma intrínseca, con ajuste de dosis vía oral y el tiempo adecuado de tratamiento. Los corticoides nasales (pulverizador) en rinitis, en aerosoles en caso de asma bronquial. Estos últimos se emplearán en las temporadas de mayor presencia de antígenos (primavera en la polinosis, otoño y primavera en alergia a ácaros…). Corticoides tópicos: cremas, lociones, pomadas, ungüentos. Afecciones cutáneas.
Cromoglicato disódico y derivados
Estabiliza la membrana de los mastocitos (células que intervienen en los cuadros alérgicos) e impiden la liberación de mediadores químicos (sustancias como: histamina, leucotrienos, bradicinina). Vía inhaladora, bronquial o nasal. Controla el componente de hiperreactividad bronquial en el asma.
Broncodilatadores
Medicación dirigida a dilatar la vía aérea a través de una regulación del sistema nervioso autónomo (simpaticomiméticos y parasimpaticomiméticos). Se administran por vía inhaladora, en aerosol; tienen un efecto inmediato contra la sensación de falta de aire. De elección en pacientes con patologías respiratorias, (asma bronquial).
Teofilinas
Acción broncodilatadora complementaria a los anteriores.
Antileucotrienos
Se utilizan en el asma bronquial; tiene un efecto broncodilatador añadido al uso de betadrenérgicos y corticoides.
Vacunas o extractos hiposensibilizantes (inmunoterapia)
Único tratamiento disponible para intentar curar la alergia. Consiste en la administración de dosis crecientes del antígeno al que se encuentra sensibilizado el paciente para lograr una posterior tolerancia a dicho agente. Indicaciones: reacciones alérgicas generalizadas por picaduras de avispa o abeja, asma bronquial por alergia al polen cuando se modifican los síntomas y no se controlan, asma por alergia a antígenos perennes (no estacionales), alérgicos a antígenos en personas en contacto continuo con los mismos (veterinarios alérgicos a los animales, panadero sensible a harina de trigo).
Tratamiento de la alergia en situaciones especiales
- Gestación: esteroides a dosis bajas. Dexclorfeniramina.
- Lactancia: toma nocturna de antihistamínico, Loratadina. Contraindicados los antihistamínicos de 1ª generación.
- Anafilaxia - Shock anafilático: mantener la vía aérea, administrar oxígeno, reponer líquidos con sueros, utilizar adrenalina subcutánea o intravenosa según gravedad, dexclorfeniramina. Si hay broncoespasmo (cierre de los bronquios) emplear broncodilatadores inhalados, subcutáneo o intravenoso, y estancia hospitalaria.
- Crisis asmática: la severidad del cuadro se mide por el pico del flujo espiratorio. Se empleaoxigenoterapia, broncodilatadores inhalados o en aerosol, esteroides intravenosos y, en casos severos, con compromiso vital, adrenalina.
- Otros tratamientos complementarios: los ejercicios respiratorios son fundamentales en pacientes con crisis asmática. También son recomendables las técnicas de autocontrol y relajación y la balneoterapia.
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